Reto para escritoras/es: una página (de mierda) al día durante 30 días, ¿te apuntas?

2 junio 2022
Voy mejorando, son las 12h45. Estoy dispuesta a escribir la página y después seguir con la lectura-reescritura. Anoche avancé bastante con dos cuentos. Siempre son las mismas preguntas : ¿Qué quiero decir? ¿Cuál es el mensaje? Si no hay mensaje, el texto se queda en solo una anécdota. También tengo que luchar contra el deseo de dejar partes que están bien escritas pero que no aportan nada a la historia.

No sé si lo escribí ayer, se me ocurrió una idea, plantear un reto en las redes para que las escritoras y escritores o aspirantes a ello escribiéramos una página diaria sobre n’importe quoi y la publicáramos con unos haghtags tipo #retounapáginaaldia #retoescritoras #retoescritores #marteacademia. El último es pura promo, claro, pero me pareció que podría tener una doble finalidad bonita, obligarme a escribir a mí y ayudar a escribir a otra/os.

Luego está el tema de la intimidad. Se supone que esta página, inspirada en las tres “páginas matutinas” del libro El camino del artista que, como me explicó mi amiga Violeta, sirve sobre todo para vaciarnos el espíritu de mierda, es decir, de preocupaciones varias que nos estarían impidiendo centrarnos en escribir. Y esas mierdas suelen ser privadas.

A mí, por ejemplo, últimamente me preocupan dos de mis hermanos y, no sé, no voy a contar lo mismo si escribo para mí que si sé que lo voy a publicar (y ellos lo podrían acabar leyendo).

Imagino que la solución está en, o bien soltarlo todo y aquí paz y después (todo menos) gloria, o mencionar los problemas sin profundizar demasiado o, se me ocurre ahora, ficcionalizar un poco. Sí, quizás la mejor solución sea esa. Ficcionalizar las miserias más intimas. Aunque… ¿no es eso lo que hago siempre que me pongo a escribir?

Os aviso de que esta página, o por lo menos a mí me pasa, te acaba llevando a reflexiones inesperadas. Salen a la luz inseguridades que no tenías presentes, traumas que creías superados y alguna que otra recriminación recurrente. Es una cita con tu subconsciente.

Luego está eso de que no hay que preocuparse por ‘que quede bonito’. Por si se repite alguna palabra, por si falta alguna coma. Hay que dejarse llevar y soltar la verborrea mental. Así seguido, hasta el borde de la página. Un entrenamiento para demostrarnos que podemos escribir todos los días aunque el resultado sea pésimo y no tenga ni pies ni cabeza.

En realidad, esta página no sirve para más que eso, es un entrenamiento y un vaciamiento. Hay que ser valiente, sobre todo para no añadir comas o cambiar adjetivos en una desesperada relectura. Como estoy haciendo yo ahora.

Supongo que también hay algo de eso en el bloqueo de la escritora o del escritor. El miedo a quedar como un idiota, alguien falto de talento. Un escritor que no sabe escribir, que cuenta tonterías. En esta página deberíamos permitirnos estar libres de todo juicio (el corrector había cambiado juicio por sucio y eso que juicio es una palabra que existe). También, como podéis ver, se pueden añadir tonterías para llegar al final de la página. Todo vale. Lo importante es llenarla y pasar a otra cosa, si es creativa mejor.

He reducido el ejercicio a una sola página porque con las tres me tiraba todo el día alternando entre escribirlas y hacer la comida, ducharme, ver series o trabajar.

Y así he sobrepasado ya esa línea que marca el final de una página. ¿Qué te parece este reto? ¿Te apuntas?

Una voz malvada me dice que NADIE va a apuntarse al reto. Y, ¿sabes? No importa. Yo lo haré de todas formas.

O eso espero.

*acabo de añadir un premio para participantes, por aquello de la motivación, lo puedes ver en el instagram de @marteacademia

Deja un comentario si te da por ahí